Cómo preparan las clases
En este capítulo vemos como seguimos con la vieja tradición de una universidad en que la enseñanza, la gran mayoría de nosotros, es decir, de los profesores, estamos mucho más preocupados por lo que tenemos o tendríamos que hacer que por lo que deberían
Aprender nuestros estudiantes a partir de lo que les enseñemos.
Una enseñanza universitaria en este caso, pero la idea tiene validez general entendida como promoción de un aprendizaje intelectualmente riguroso exige por parte de los docentes el planteamiento de preguntas que, de modo genérico, tratan de responder a algo
Fundamental, a saber, a por qué y cómo nuestras enseñanzas ayudarán a promover en nuestros alumnos aprendizajes relevantes y significativos que puedan ser usados dentro y fuera del aula.
Pese a que todas las preguntas mencionadas en este capítulo son interesantes para no hacerlo largo escogí una como ejemplo que indica cómo se defiende con firmeza el uso formativo de una calificación cuya meta básica es olvidada casi siempre.
No es tanto decir a la sociedad cuánto ha aprendido el alumno otorgándole con uno o dos decimales la correspondiente nota, más bien es como ayudar a aprender, es decir, “… proporcionar a los estudiantes realimentación y no sólo juzgar sus esfuerzos”
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